La idea inicial era completar la travesía con las ascensión al Tebarray, pero desistimos de hacerlo por cuestiones de seguridad. Con tiempo primaveral partimos del Balneario de Panticosa tras haber dejado un coche junto al polideportivo de Sallent de Gállego para la vuelta. La temperatura fue alta desde el principio y la subida se hizo dura porque le pega el sol de lleno desde por la mañana.
Durante la ascensión coincidimos con numerosos grupos que se dirigían hacia el Feniás o el Garmonegro. La nieve todavía consistente nos ayudaba a progresar con facilidad por las laderas que nos llevan a la Mallata Alta.
Poco antes de alcanzar la misma, nos desviamos de la ruta del Garmonegro y nos quedamos solos, por lo que debimos abrir huella para progresar.
Finalmente, alcanzamos el collado de Pondiellos. Quitamos pieles de foca y nos dispusimos a flanquear el circo que forman los Ibones de Pondiellos, presididos por los Infiernos.
Tras salir del circo de Pondiellos, iniciamos el descenso hacia Sallent por una sucesión de palas y tubos imponentes.
Por debajo de la cota 1800 aproximadamente la cosa se complicaba debido a que empezaba a escasear la nieve y había que cruzar diversos barrancos, lo que nos obligó a calzar y descalzar los esquís numerosas veces. Finalmente, tras una parte final algo penosa llegamos a Sallent, cansados pero satisfechos por haber disfrutado del escenario tan espectacular en que se desarrolla esta travesía.